¿De dónde vengo?
Desde muy pequeña sentí una conexión profunda con lo sutil, con la luz y con una sabiduría que no provenía del mundo externo. Con el paso de los años comprendí que mi sensibilidad, mis visiones y mis canalizaciones formaban parte de una memoria espiritual que elegí traer a esta vida.
Esa memoria se transformó en guía, en lenguaje y en símbolos que hoy comparto para acompañar a otros en su propio camino.
Mi recorrido
En este camino de purificación, fui recibiendo herramientas, llaves de luz y enseñanzas que me guiaron hacia estados de conciencia más elevados. A través de ellas, comencé a transformar antiguas memorias, estructuras mentales y experiencias de otras líneas de tiempo, para integrarlas en amor y sabiduría divina.
El camino Cristal Diamante se presentó como el vehículo perfecto para esta transformación: un sendero que me llevó hacia procesos internos profundos, donde fui recordando mis memorias, mi fuerza y la verdad de mi alma. Cada experiencia vivida —incluso las más dolorosas— se convirtió en parte del entrenamiento para volver una y otra vez al amor y a la luz.
Desde niña tuve una conexión natural con otras dimensiones. Visualizaba, sentía y escuchaba cosas que no lograba comprender. Esa sensibilidad me impulsó a buscar respuestas y me llevó a encontrar maestras, maestros y recursos que expandieron mi conciencia. A lo largo de los años, aprendí a transformar el miedo en sabiduría, la búsqueda en propósito y la sensibilidad en servicio.
En ese recorrido, las iniciaciones se volvieron parte de mi camino: despertaron la sanadora que habita en mí y revelaron la alquimia interior que hoy comparto. A través de hábitos de luz, disciplina interna y presencia, fui construyendo un puente firme entre mi mundo espiritual y mi vida cotidiana.
Mi vida se transformó profundamente, y continúa transformándose. La magia que opera cuando estamos en conexión real con la Luz me sigue sorprendiendo: esa fuerza invisible que acomoda, ordena y guía cada paso. Con devoción y entrega, camino la misión que mi alma eligió: expandir conciencia, recordar el amor y acompañar procesos de transformación desde una sabiduría que nace de dentro.
En este camino de purificación, se me han entregado las herramientas, las llaves de luz, para acceder a los estados de consciencia de amor más elevados cambiando la estructura mental aprisionada en un sistema ilusorio por una estructura mental expansiva en el amor, poder y sabiduría Divina. En este camino el compromiso de mi alma es activar todas, absolutamente todas, las memorias de experiencias pasadas y paralelas para entrar en la alquimia donde la fuerza del amor tiene el poder omnipotente de transformarlo todo en consciencia Divina.
El camino del cristal Diamante se me presenta como vehículo de esta transformación, donde aquí, en el camino Diamante entramos en profundos procesos internos para despertar esas memorias a conquistar desde el amor y alcanzar así la pureza Total. En este camino se transita por la verdad de nuestra historia como humanos para aceptarla, integrarla y transformarla.
Desde niña estuve siempre muy conectada a otras dimensiones y he visualizado muchas cosas que me han dado muchísimo miedo, no comprendía. Cada situación y experiencia de dolor vivida me impulsó a la búsqueda de ayuda y así aparecieron los recursos, maestros y maestras de camino. Pese a todo lo que me sucedía nunca me corrí del camino de la luz.
Siempre estuve en búsqueda constante para superarme y sentirme realmente bien en mi camino, segura de mi andar. Luego de varios años comprendí que todo lo que sucedía era el efecto de estar separada del amor, acá comenzó mi entrenamiento mas intenso, pedí a la vida, a Dios, que me enseñara sobre el amor, amar y ser amada, porque no entendía nada y no sabía donde estudiar esto, en mis diálogos decía: ¿Dónde se aprende a amar?, ¨Quiero aprender a amar¨, ¨esto que veo, vivo y me cuentan no es amor¨.
En búsqueda de ese valioso aprendizaje, se me presentaron en el camino iniciaciones y más iniciaciones. Fui adquiriendo el conocimiento sobre muchas herramientas que hoy trasmito en consultas o talleres. Cuando te inicias, pasas a ser portador de ese saber, estas despierto/a en una espiral de expansión y con gran apertura para continuar el camino de la ascensión.
Mi lección fue y es: El saber, el conocimiento, permanece activo al estar en conexión constante con la luz y las sombras en integridad, y con disciplinas constantes. Así, es como fui construyendo mis hábitos constructivos, los espacios de escucha interior donde me renuevo constantemente. En mis disciplinas y constantes iniciaciones es donde desperté a la sanadora en mi y se me reveló el poder de alquimia que llevo dentro.
Mi vida se ha transformado muchísimo, y sigue transformándose. Aún no dejo de sorprenderme del efecto de la magia impulsado por semejante fuerza invisible, que realmente lo mueve y ordena todo a tu favor cuando tienes una real conexión. Esa fuerza me cuento es la hacedora de los milagros, y somos parte de ese poder y fuerza maravillosa. Nuestro mayor acto es permanecer conectados a esa fuerza, que a mí me nace llamarla Divinidad.
Mi tránsito
En este momento de mi camino siento la apertura de compartir la sabiduría integrada durante todos estos años de experiencia, estudio y canalización.
Desde un corazón honesto y presente, acompaño a quienes desean transformar su vida, ordenar su historia, liberar cargas internas y reconectar con su propósito.
Este tránsito es para mí un honor:
caminar junto al otro, sostener procesos con respeto, y abrir espacios donde cada ser pueda recordar su luz y su belleza esencial.
Si sentís que este camino te llama, estoy aquí para acompañarte.